Raúl Hernández Viveros
Sergio
Pitol Demeneghi cumplió ochenta y cuatro años el 18 de marzo de 2017. Obtuvo la
licenciatura en derecho en la UNAM. Desde hace varias décadas decidió radicar
en la capital veracruzana. Entre 1969 y 1972 vivió en España, y trabajó para
varias editoriales, entre ellas Seix Barral, Tusquets y Anagrama. El 23 de enero de 1997, fue elegido miembro correspondiente
de la Academia
Mexicana de la Lengua. Entre
sus premios y distinciones: Xavier Villaurrutia 1981 por Nocturno de Bujara, Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada en 1982. Herralde 1984 por El desfile del amor. El Premio Nacional de Ciencias y Artes en
el área de Lingüística y Literatura 1993. Mazatlán de Literatura 1997 por El arte de la fuga, Literatura
Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 1999, y el Cervantes en 2005.
Su libro de cuentos Infierno
de todos, apareció en la Serie Ficción de la Universidad Veracruzana, 1964.
Tuvo a cargo la editorial La Palabra y el Hombre. Impartió un curso sobre el
estudio y análisis de la obra de William Shakespeare, donde investigó en las
profundidades del genio de Stratford-on-Avon. Creo fue mi primer encuentro con
mi admirado amigo, quien impulsó el estudio de las huellas en cada personaje,
escenarios, y temas shakespearianos, y permitió el encuentro con el autor de Hamlet. Recuerdo sus apasionadas
conferencias sobre cada pieza teatral de Shakespeare, y principalmente las
referencias hacia la lectura de los capítulos de Shakespeare nuestro contemporáneo, de Jan Kott.
Las charlas universitarias rebasaron las aulas, y Sergio Pitol comenzó a iluminar
a sus estudiantes y discípulos. Durante estos años salió a la luz pública la Antología del cuento polaco contemporáneo.
Todavía conservo la primera edición que me obsequio con la dedicatoria: “Para
Raúl Hernández, deseándole una formidable estancia en el lugar al que en fin
decida (o pueda) irse y el deseo de verlo pronto por allá. Sergio Pitol,
octubre, 20 1967” .
Desde luego fue mi primer contacto con la literatura
polaca: Bruno Schultz, Witold Gombrowicz, Marek Hlasko, Slawomir Mrozek, Jerzy
Andrejewski, o Kazimierz Brandys, que entre otros autores llegaron a causarme
interés y preocupación por la creación literaria. En la entonces famosa Serie Ficción, Sergio Pitol
dio a conocer su versión de Cartas a la
señora Z, Kazimierz de Brandys. Me confrontó con la novela Las puertas del paraíso, de Jerzy
Andrejewski. Luego pude destacar el descubrimiento de Witold Gombrowicz, de
quien posteriormente construimos un culto. Recuerdo sus versiones de Transatlántico y Cosmos, en Seix Barral, o el Diario
argentino, en la editorial Sudamericana. Logró la autorización de publicar Tierra de nadie, de Juan Carlos Onetti,
en la Serie Ficción. Sergio Pitol regresó al viejo continente, en las embajadas
de México en Polonia, Yugoslavia, y en Francia al lado de Carlos Fuentes, y
embajador en la llamada entonces Checoslovaquia. Desde aquellas vivencias lo
visité varias veces en Varsovia y Praga. Constantemente, aparece entre mis sueños
en las viejas calles varsovianas que recorrimos, hace muchos años, Mario Muñoz y Lorenzo Arduengo Pineda. Todavía recuerdo
las caminatas por el río Vístula, acompañado del poeta Edward Stachura,
mientras mi estimado Sergio Pitol, mientras
nos esperaba Sergio Pitol en una mesa del hotel Bristol para contemplar cómo se
divertía, en aquellas épocas, la juventud polaca.
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