sábado, 3 de junio de 2017

Aniversario de Sergio Pitol


Raúl Hernández Viveros



Sergio Pitol Demeneghi cumplió ochenta y cuatro años el 18 de marzo de 2017. Obtuvo la licenciatura en derecho en la UNAM. Desde hace varias décadas decidió radicar en la capital veracruzana. Entre 1969 y 1972 vivió en España, y trabajó para varias editoriales, entre ellas Seix Barral, Tusquets y Anagrama. El 23 de enero de 1997, fue elegido miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Entre  sus premios y distinciones: Xavier Villaurrutia 1981 por Nocturno de Bujara, Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada  en 1982. Herralde 1984 por El desfile del amor. El Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura 1993. Mazatlán de Literatura 1997 por El arte de la fuga, Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 1999, y el Cervantes en 2005.
Su libro de cuentos Infierno de todos, apareció en la Serie Ficción de la Universidad Veracruzana, 1964. Tuvo a cargo la editorial La Palabra y el Hombre. Impartió un curso sobre el estudio y análisis de la obra de William Shakespeare, donde investigó en las profundidades del genio de Stratford-on-Avon. Creo fue mi primer encuentro con mi admirado amigo, quien impulsó el estudio de las huellas en cada personaje, escenarios, y temas shakespearianos, y permitió el encuentro con el autor de Hamlet. Recuerdo sus apasionadas conferencias sobre cada pieza teatral de Shakespeare, y principalmente las referencias hacia la lectura de los capítulos de Shakespeare nuestro contemporáneo, de Jan Kott.
Las charlas universitarias rebasaron  las aulas, y Sergio Pitol comenzó a iluminar a sus estudiantes y discípulos. Durante estos años salió a la luz pública la Antología del cuento polaco contemporáneo. Todavía conservo la primera edición que me obsequio con la dedicatoria: “Para Raúl Hernández, deseándole una formidable estancia en el lugar al que en fin decida (o pueda) irse y el deseo de verlo pronto por allá. Sergio Pitol, octubre, 20 1967”

Desde luego fue mi primer contacto con la literatura polaca: Bruno Schultz, Witold Gombrowicz, Marek Hlasko, Slawomir Mrozek, Jerzy Andrejewski, o Kazimierz Brandys, que entre otros autores llegaron a causarme interés y preocupación por la creación literaria. En  la entonces famosa Serie Ficción, Sergio Pitol dio a conocer su versión de Cartas a la señora Z, Kazimierz de Brandys. Me confrontó con la novela Las puertas del paraíso, de Jerzy Andrejewski. Luego pude destacar el descubrimiento de Witold Gombrowicz, de quien posteriormente construimos un culto. Recuerdo sus versiones de Transatlántico y Cosmos, en Seix Barral, o el Diario argentino, en la editorial Sudamericana. Logró la autorización de publicar Tierra de nadie, de Juan Carlos Onetti, en la Serie Ficción. Sergio Pitol regresó al viejo continente, en las embajadas de México en Polonia, Yugoslavia, y en Francia al lado de Carlos Fuentes, y embajador en la llamada entonces Checoslovaquia. Desde aquellas vivencias lo visité varias veces en Varsovia y Praga. Constantemente, aparece entre mis sueños en las viejas calles varsovianas que recorrimos, hace muchos años, Mario Muñoz  y Lorenzo Arduengo Pineda. Todavía recuerdo las caminatas por el río Vístula, acompañado del poeta Edward Stachura, mientras  mi estimado Sergio Pitol, mientras nos esperaba Sergio Pitol en una mesa del hotel Bristol para contemplar cómo se divertía, en aquellas épocas, la juventud polaca.

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